¿Sabes cuál es su historia? Leyenda del Martisor. Ya sea en forma de flor, mariposa, centavo o caras sonrientes, el mártir es una alegría para cualquier mujer. El pequeño objeto atrapado en una cuerda blanca y roja, que las mujeres colocan en el cofre a principios de marzo y que lleva el nombre de mártir, es el símbolo de la llegada de la primavera. Aquí están las dos leyendas de Martisor.
La tradición asocia la leyenda con Baba Dochia, una mujer que vivió hace muchos años. Se dice que ella tenía una hijastra a la que no amaba. Un frío día de invierno, Baba Dochia envió a su hija al río a lavar la ropa muy sucia, mientras la anciana esperaba que la joven no pudiera enfrentarla. Como no podía lavarla, la joven comenzó a llorar con lágrimas amargas. Y mientras intentaba frotar su ropa sucia, apareció un joven apuesto, llamado Martişor, que le preguntó por qué estaba llorando. La niña le contó al joven lo que le estaba sucediendo, y Martişor le dijo que poseía un poder mágico y le ofreció una flor con pétalos rojo-blancos y le instó a lavar la prenda nuevamente para después irse a casa. Cuando la niña llegó a casa, el vestido estaba blanco como la nieve.
La vieja Dochia no podía creer que el abrigo estuviera limpio. Pero cuando vio la flor en el pelo de la niña, Baba Dochia le preguntó: „¿De dónde sacas la flor, porque todavía es invierno?” Al ver que la joven no respondía, la propia baba fue a la montaña para convencerse de que se acercaba la primavera. Baba Dochia no se olvidó de llevar sus ovejas con ella, sino también, los 12 dólares infinitos. Según la leyenda, al caminar con las ovejas por el bosque, la antorcha baba de lana del tenedor y encontrar un para (antigua prohibición, de origen turco) hizo un vientre, atándolo con un hilo de lana ... Desde entonces, apareció el hábito del Mărțișor, culminando que dicha costumbre fuera consagrada con el paso del tiempo, siendo convertida en tradición e herencia, estando incrustada en el profundo panteón nacional cultural del espacio rumano. Renunciando uno a uno, por Dochia y sus ovejas, llegaron en invierno, incluso cuando el baba pensó que era primavera. Una nevasca helada hizo que la anciana y sus ovejas se congelaran, convirtiéndose, según la leyenda, en láminas de piedra. Las rocas se pueden ver hoy en el Monte Ceahlau y son un testimonio vivo de este mito rumano.
La leyenda del Martisor: la pelea con el dragón
Una otra leyenda dice que el Sol bajó a la Tierra. Se rumorea que un día el Sol quería bailar en una hora, por lo que vino a la Tierra con la apariencia de un hombre joven. Lo que el Sol no sabía era que el Sol ya no estaba en el cielo, aprovechando para secuestrarlo.
La fuente: libertatea.ro
Niciun comentariu:
Trimiteți un comentariu